El mundo del vino es muy amplio, y sus consumidores también. Hoy se ofrecen estilos para todos los gustos, modas y paladares. Te contamos aquí las diferencias entre dos formas de elaboración de vino para que elijas la más adecuada según tus preferencias.
Vino joven
El vino joven se caracteriza por no tener crianza, es decir que no tiene paso por barrica. Hablamos de vinos frescos, frutados, donde la expresividad de la fruta es la protagonista. Éstos deben ser consumidos dentro del año de la misma cosecha o hasta dos años más tarde, como máximo. La recomendación se asocia a su capacidad de conservación, que suele ser mucho más corta.
Son vinos recomendados para acompañar comidas frescas y livianas, como pizzas, ensaladas, pescado y vegetales.


Vino reserva
Se trata de vinos que tienen paso por barrica. La crianza depende del tipo de barrica, si es nueva o tiene uso, el tostado de la madera y el tiempo que se lo guarde en la misma.
Mientras más prolongada sea la crianza, más intensos serán los sabores y aromas a madera, chocolate y tabaco que encontremos al degustarlo.
Un vino es considerado reserva cuando ha sido criado durante 6 meses en barrica como mínimo. Si ha sido conservado por 12 meses, hablamos de la categoría de los Gran Reserva.
En este estilo de vinos vamos a encontrar mucho más cuerpo y volumen, son vinos que necesariamente se maridan con platos grasos y de sabores fuertes, ya que tienen la función de barrer las grasas de la comida en la boca.
Una sugerencia puede ser carnes asadas con verduras grilladas, carnes rellenas o pastas con salsas rojas y estofados.

