¿Hielo al vino?

¿Vino con hielo? Con seguridad, años atrás hubiéramos dicho que no. Hoy la industria vitivinícola se flexibilizó y dio lugar a las múltiples formas de consumo.

Mediante tres simples preguntas vamos a discutir sobre este tema:

1 ) ¿Es cuestión de temperatura? Si el vino está caliente, sin dudas hay que enfriarlo para poder disfrutarlo. Si éste es el caso, podés agregarle hielo, revolver unos segundos y retirar. De esta manera bajamos la temperatura sin llenar el vino  de agua.  Si tenemos la posibilidad de enfriar la botella en la heladera, o de usar una frappera con hielo y agua, ¡muchísimo mejor!

2) ¿Tiene que ver con el sabor? Si utilizás el hielo para “alivianar” el vino, es una señal clara de que tenés que cambiar de opción e ir por vinos más suaves, frutados y más adecuados para tu paladar.  El mercado ofrece mucho más que tintos intensos. Probá blancos, rosados, naranjos o tintos jóvenes y suaves.⁠

3) ¿Es cuestión de gusto? Si agregás hielo al vino porque te gusta y lo disfrutás así, ¡entonces adelante!  Muchas veces hacemos tragos con vino y, claro, va con hielo, frutas y más. Sin embargo, no sería buena idea usar un Gran Reserva o un vino de guarda para coctelería porque  perderían gran parte de los aromas y sabores característicos de este estilo.

Como conclusión podemos decir que es una cuestión de gustos personales que no debería ser juzgada. Sin embargo, como recomendación, advertimos que si buscan descubrir los aromas, sabores y texturas del vino, lo mejor sería conservarlo a una temperatura adecuada para nuestro paladar y no sumar hielo para que no se pierdan todas las cualidades que buscamos descubrir.

 

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